descubrimientos

Ayer, nos levantamos en México, la primera mañana. Garganta seca, y sorpresa de mercado a la puerta de casa, unas sandías bien rojas y platanitos. Y a caminar, todo lleno de colores y de olores, y a la vez, mucha mierda en el aire. Pero ya estamos acá los dos.
Y por estar los dos, acá en el Zócalo.





Nos llevó Carmina en su carro por la jungla urbana al museo de antropología. Mucha información, qué poco o qué nada estudiamos sobre las civilizaciones de antes de que viniera Colón (nos descubrieron, por fín nos descubrieron!!!) y cuántas cosas, la hostia. Hablamos
de mil cosas, pero mira si no hay nada que aprender de los zapotecos de Oaxaca, que tenían un dios bien divertido, se llama Pitao Xicala, y es el dios del amor, la música, la danza, las flores y los juegos. Eso si es sabiduría. No sacamos muchas fotos, y casi todas sin flash, es lo que hubo.

Y llegamos a la plaza del Zócalo, y tuvimos la suerte de vivir lo que viven acá. De estar en mitad, no llega mucho a España. O eso me parece. La gente está bien indignada con lo que pasó en las elecciones. No es tanto que gane Obradoiro, el candidato de la izquierda, sino que se respete el escaso papel de la gente, lo que se supone que es la democracia, la parte débil en la que creer. Hay signos bien evidentes de fraude, la gente habla de que se robaron urnas, de que no se les permitió votar. Lo que se pide sólo es un recuento, nos suena muy lógico. Algo parecido a lo que pasó en Estados Unidos, allá la postura mayoritaria fue aceptarlo, acá se siente la tensión, y eso es un regalo. Para mi escepticismo, para muchos, a ver lo que les dejan que pase. Calderón ya se proclamó vencedor, pero hay tiempo hasta diciembre para el recuento, el centro se llena de carteles de "no te me apendejes", "sonríe, ganamos" y "no al pinche fraude". Hay micrófonos que se ofrecen a quien quiera para decir lo que quiera, música, gente junta. Nos dejamos embriagar un poco porque nos apetecía mucho.

Y bueno, mucho callejeo, horas de mucho hablar. Acá todo va a cámara rápida. La violencia está en el ambiente, es verdad, pero intentamos tener una buena relación con la paranoia, la verdad es que lo llevamos muy bien. A veces entrenamos el acento a la hora de preguntar cosas, acá te timan bien, aún sonamos bien estúpidos. Por la noche a tomar cervezas y mezcales, acá a todos los lugares se va en coche, así que dependemos de Antonio, todo bien, a la vuelta, bien en pedo, manejó mientras mandaba un mensaje por el móvil, y bueno, esto es México. Cuando el metro o el bus llega, todos entran y salen, quien puede. Los semáforos no sirven, todos cruzan y se paran en mitad de la carretera, parte del encanto. Seguiremos descubriendo, los descubrimos, por fín los descubrimos!