Otro estado y otros estados
Órale, pues ya pasaron unos días, y algunas cosas. El df, la verdad es que está muy bien, pero hay algo que cansa, hay violencia en el ambiente. Es dificil de explicar la sensación de relajarse sin relajarse, a Lucía le pegó una especie de mal de altura, el aire está bien sucio. Pues re

Paramos en un lugar a repostar líquidos y a dejar los nuestros, y al entrar al baño, estaban soldando algo, así que dije algo así como, "ah, pensaba que funcionaba", y el hombre me dijo "pues sí, el de al lado", y nunca había meado con chispas por los pies, en fín, acá, acaba siendo normal.
Nunca vimos tantos perros muertos por el camino, eo era una constante, sobre todo en Michoacán, este Estado, el segundo después del interminable México. Antonio nos criticó bien a los toluqueños, parece que son el blanco de los chistes de leperos de España. Y bueno pues, cuatro horas y media después de salir de casa, llegamos a Morelia.
Hay otro aire en Morelia. Mucho más tranquilo. Aún así, seguimos siendo dependientes del coche de Antonio, y como esta es su ciudad (aunque a él le gusta decir que es chilango, del df, cuando está acá, y de acá cuando está en el df), pues nos colgamos de su viento, y así, todo se hace muy misterioso para nosotros. Siempre llama a alguien, vamos a casa de alguien, al bar de carretera de alguien, a una fiesta llena de gente curiosa, a dar de comer a un perro, pero de todo nos enteramos cuando llegamos o un poquito antes. Amén, es decir, así sea.

Acá aparecemos en casa de Joaquín, un amigo de Antonio, Lizet, Antonio, Joaquín y yo. Lizet y Joaquín fueron novios, y no sé si tenían alguna historia extraña de ex-parejas, algo hablaban, no preguntamos, extraño y normal. Era la casa de la familia de Joaquín, que celebraban una comida familiar, muy hospitalarios y acogedores, nos invitaron a comer corundas, algo parecido a tamales con acelgas, qué bueno!.
Y así vamos...
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