playas salvajes, bajo los cocoteros
Y ya sí, dejamos las ciudades, tras una breve escala en Guadalajara (fui Lucasguada, qué bien me queda!), en la que: 1- la cámara de Lucía enfermó y cedió el poder a su hermana,la de Toño (no hubieron manifestaciones de júbilo en ningún lugar, aunue sí llamadas a la prudencia) y 2- puede felicitar con llamada local a Bernardo por la boda de su hermana, queda pendiente una chela en algún lado del atlántico, ya sí, y con emociones en la panza, pisamos el suelo sin asfaltar de Tomatlán, un pueblito de pescadores, en la que una cooperativa de pescadores buenísima onda (roca negra) llevan el campamento tortuguero de Mahaguas.

Allá Toño saludaba a la gente, y contaban anécdotas como que el día anterior un cocodrilo tomó la plaza y lo echaron entre todos. Lucía y yo éramos dos niños hiperactivos, masacrados desigualmente, casi discriminadamente por los mosquitos. Para llegar al campamento hay que cruzar el río, creo que se llama Tomatlán también. Nos cruzaba en su lancha a motor Don Jose, un septuagenario bien curioso, al llegar al lugar acordado, Don José no se presentó, después le dijo a Toño que estaba muy borracho, que comía algo y nos llevaba (así, tan normal). Y, al llegar, así se veía el mundo desde la hamaca.

Y mira Carlos, la postal que he logrado de Lucía, en una hamaca y con un coco, (qué buenos cocos para desayunar!), tumbada a la bartola, coqueteando con tu pecado capital
El campamento se montó en 1985. En los 50 empiezan a exterminarse las tortugas

El agua viene del mar, quiero decir, la del grifo, baño, la de fregar, la de lavarse los dientes, no hay cobertura ni electricidad, un placer estar fuera del mundo.
Nosotros con ganas de ver tortugas. A un lado, el río, con cocodrilos, al otro el mar, y allá en el frente, pues una semanita de retiro, que no nos buscasen.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home