Nicapan, Nicaragua
Abrazando los dìas perezosos.
Me obligo un poco a escribir, acà, estoy llevando otro ritmo, y bueno, ya empaquè otra vez (ya tendrìa que estar acostumbrado) y siempre me entra esa modorra, esa hueva, no me atrevo a usar la palabra melancolìa, me cuesta dejar los lugares, nos cuesta. Aunque Lucìa es mucho màs decidida, màs enèrgica para esto y para casi todo.
Nicaragua. Estuvo divertido quedar con Lucìa, asì, en plan, "oye, quedamos en Nicaragua en una semana", "vale, en Leòn", "nooo, en Granada, bueno, en Leòn", "bueno, quedamos el martes, bùscame por el albergue libertad", estas cositas curiosas son de las que mà se me quedan del viaje. Y los reencuentros. Me encanta viajar solo, la gravedad, cruzar las carreteras (pinche panamericana) furiosamente, para despuès descargarlo todo de importancia y andar solo flotando, todo a mi bola. Y reencontrarme con mi hermana Lucìa, lo que estamos aprendiendo, me alegro muchìsimo de hacer esto con ella, los altos, los cielos, los bajos, el barro. Ya lo habìa dicho mucho mejor de lo que a mì se me hubiera ocurrido nunca, aùn a veces se me escapa la sencillez que busco, "lo importante es reirse. Y reirse juntos"
Quedamos en Granada al final, otra ciudad colonial, en la càlida, casi tòrrida Nicaragua, otra vez a sudar litros en lugar de mearlos. y los fantasmas luminosos y oscuros del sandinismo. La violencia en Amèrica latina està tan normalizada, es otra perspectiva, choca, por ejemplo, la visiòn romàntica que se tiene de ETA en algunos cìrculos que ven el mundo muy parecido a mì y a mucha gente, pero es que esto es otra cosa. Yo no puedo concevir la violencia, casi ni en un contexto de guerra, quizà porque no he vivido esto, bueno, no voy a seguir por estos meandros!
Otro punto de giro, Lucìa viene de pasear y me cuenta que ha conocido a tres malagueños entusiastas que nos vana a hablar de un proyecto. Vamos y nos hablan. Es un proyecto en un hotel que està renaciendo, el hotel ecològico, en el lago nicaragua, un lago con tiburones de agua dulce, en el bosque, la selva baja con bananeros, cocoteros, mosquitos y monos que bajan por las tardes a aullarnos y a lucirse. Quieren proyectos y ayuda. Vamos, por aprender, aprendemos, a cambio de una cama. Unos dìitas desayunando, comiendo y cenando arroz con frijoles y felices otra vez en el bosque, con luna llena, y lago, y nuevos amigos y niños. Bajamos a la civilizaciòn y nos sentìamos extraños. Extrañàbamos nuestro bosque, me da un poco de miedo, me estoy asilvestrando! quiero disfrutar de las ciudades...
Ayudàbamos un poco a hacer el huerto, què bueno con el machete!, aprendimos a hacer làmparas de queroseno con palos de bambù de druida (son como còcteles molotov), y nos enseñaron a hacer un poco de artesanìa, buenìsimo para seguir el viaje sin chocar tan fuerte con los ahorros. Hacemos unos cuadernos preciosos con papel reciclado (que tiene de todo!, plàsticos, arañas muertas...), e hilo de càñamo, y pintados con tinta de cafè. Què bueno lo que hemos aprendido. Y la gente, Isa, Robero, Carlos, nicaraguense de vida curiosa, ya hablaremos de èl. Y màs amigos, como Sandra y Mario, con los que nos vamos en un rato hacia Ometepe, una islita que promete...
Y seguimos...
1 Comments:
Cómo me gusta leerte, Luquitas. Qué fácil se me hace volar 10mil kilómetros y sentirme por unas líneas a vuestro lado.
Besazos...
Post a Comment
<< Home