sin pensar hacia donde estoy andando
Un lugar para que nos comuniquemos todos, estemos donde estemos. Mal que bien, lo vamos haciendo LUcìa y LUcas. Y andamos viajando. Asì de simple. Y de complicado.
Pues de pacìfico tenìa poco el carnaval de La Paz... ciudad impresionante donde las haya, sumergida en un enorme hoyo, el centro en llano y el resto cuestas bien empinadas. Rodeada de la majestuosa cordillera andina que segùn dicen, se encuentra nevada todo el año. El pico màs alto, el Ilimani, estuvo cubierto de nubes hasta que estaba a punto de irme... de pronto se disiparon un instante y apareciò imponente en sus 6,000 metros y cubierto de nieve, como sus compañeras.
El sueño hecho realidad... una de esas cosas que se dice uno en la vida, irè al amazonas... y claro, cuando estàs justo en el medio pues cuesta creèrselo. La primera vez que vi el rìo de rìos casi lloro de la emociòn... y eso que aùn no podìa imaginarme lo que eran las partes màs anchas. Y la selva, caminar por la selva...
Llegamos a la frontera entre Perù, Colombia y Brasil... una de esas divisiones que en el mapa se dibujan en el medio del rìo sin mucho sentido... y yo preocupada por los peces... que tienen que pasarlo mal todo el rato cambiando del español al brasileiro... y la lìnea a ellos no tiene que quedarles clara del todo. Un dìa fui a correr, empezè en Brasil y acabè en Colombia, bien curioso.
Nos quedamos en la parte brasileira por eso de probar la cachaza y bailar un poco de samba... se agradeciò despuès de meses de reggaeton, creànme. Acompañada de unas garotas de sao paolo bien chidas con las que luego me fui de fiesta, claro, nos adentramos en las comunidades, la selva, los pàjaros increibles, los loros con sus colores fuera de este mundo, los àrboles, siempre cambiantes, siempre increibles... salian por todas partes, por el rìo,de los troncos unos de otros... y las lianas colgantes por todas .. y las casas en los àrboles... y los delfines rosas... demasiado, todo era demasiado. Sin creerme el estar por ahi. De hecho aùn no me creo el haber estado.
Tres dìas con tres noches pasamos en un barco de carga con una hamaca como cama, navegando por el rìo de rìos... el espectacular paisaje, siempre cambiante, pasaba, o lo haciamos nosotros por èl y nunca dejaba de hipnotizar. El barco iba parando en cada pequeña comunidad y cargaba o mercancia o pasajeros o ambos. Era siempre un espectàculo llegar... desde pescado en hielo hasta toros, gallinas y cerdos pasando por plàtanos, palmitos, papayas, limones... cuando parecìa que no quedaba màs espacio, llegabamos a otro puerto y se subian otras veinte personas... y las hamacas acabaron colocadas encima de la puerta del baño, unas encima de otras... digno de ver. La selva contemplaba todo esto y nosotros a ella.
Al toro no le hizo ni puta gracia que lo metiesen en una jaula, claro, y lo sacaron a cubierta mientras lo rociaban de vez en cuando con agua... y el cerdo protestò todo el camino...y los pescados se descongelaron y olian regular. Y personajes todos los que subìan con los que compartimos largas plàticas, comidas, aprendizaje sobre el rìo, la selva....
El rio en la parte de Iquitos, Perù, està tan contaminado que ni siquiera se puede pescar en èl. La culpa segùn todos es de los americanos... y tienen razòn, contaminaron con una industria petrolìfera... cierto es tambièn que el barco no tenìa basuras y de los 300 que llegamos a ir en èl (el cupo màximo era de 80 pasajeros...), todos excepto tres, que eramos turistas, tiraron todo tipo de plàsticos al rìo... no era yo nadie para decir nada, aunque me doliese la ostia cada botella. Al menos los niños con los que juguè, que fueron muchos porque el barco estaba lleno de ellos, acabaron entendiendo aquello de que si se tiraban plàsticos, los peces se morìan ahogados... eran niños al fin y al cabo y pensè que era mejor ahorrarles el rollos del cambio climàtico... como consecuencia, me daban todos la basura, ya que sus madres se negaban a recogerla... enorme bolsa acabè bajando...
Y en el barco llegamos a Iquitos, ciudad que prometìa pero que decepcionò un poco... lo cierto es que el calor era tan sofocante por la mezcla de selva y contaminaciòn que sòlo se podìa subsistir pegada al ventilador...
Y llegò el turno de ciudades que repetirè y sobre las que les cuento màs adelante, Lima, desde donde agarro el vuelo, y Cusco, desde donde subo al Macchu Picchu en un par de semanas. Lucas, la segunda te va a encantar, es una de esas ciudades medio laberìnticas, donde cuanto màs andas por ellas, màs placitas y rincones increibles descubres... y las mujeres aimaras con sus aguayos, que son los pañuelos enormes llenos de colores donde llevan casi de todo, son dignas de ver con sus miles de colores y sus pieles increibles... y es que es un moreno medio dorado precioso el que tienen de tez... pero sòlo pasè un par de dìas sabiendo que volvìa y que querìa llegar a Bolivia asì que ya les cuento.