Pues con cierta resignaciòn ya estamos de vuelta de la selva de Palenque, què bien se recuerda, echamos de menos hasta a los mosquitos...
La burocracia existe y ejerce en cuaquier parte, nos faltaba un papel para habernos ìdo la semana pasada a las comunidades, todo moviò ficha una semana en la agenda y asì, tomamos otro bus para hacer noche y plantarnos al alba ya en Palenque, chido (notesè la provocaciòn para los fundamentalistas del lèxico español, el frente popular anti-chespirito)!!
De Palenque ciudad (què fea!) a las ruinas hay unos 10 kilòmetros de selva, y aquì estàn los principales campings, panchàn y dos kilòmetros màs allà, a 400 metros de las ruinas (què poco ruinosas) el maya bell. Cada uno tenìa sus pros y sus contras asì que intentamos saltarnos los contras y pernoctar en los dos sitios, lo dos estàn en mitad de la jungla. En Panchàn hay varios subcampings, y, especialmente ahora que es temporada baja, todos intentan engañarte de alguna manera. Despuès de alguna pelea exaltada (es muy largo) para cambiar de cabaña conseguimos para la primera noche la cabaña màs alejada del conjunto del camping, en mitad de la jungla. La cabaña buda (cada una tien un nombre). Nada màs llegar decidimos que no iba a ser sòlo una noche. Detràs, los monos gritaban...
La selva es un lugar exagerado en todo. En cada metro, hay miles de vidas, bichos extrañìsimos, hormigas que muerden, unos lagartos enormes, arañas gigantes, colibries, libèlulas rojas y azules, mariposas surrealistas... Siempre estàs oyendo cosas (no se sabe bien el què, sapos, pàjaros, jaguares, monos...), casi siempre tiene un olor dulzòn, a veces, por la noche, las flores sueltan todo su aroma y todo huele a algo parecido a rosas. Las hojas y los àrboles son enormes. Todo te sobrecoge, nos pasaba a los tres que nos rayàbamos por saber que luego no ìbamos a estar allà, algo asì como que nos obligàbamos a disfrutar demasido. la verdad es que es una pasada ir a dar una vuelta por la selva (por cierto, este Rito-kazajistanì es la primera persona mayor de diez años a la que veo poder subirse a un cocotero), o buscar monos al atardecer, gritan como si fueran king kong, el primer instinto es el de miedo, y luego atravesar lo que sea para verlos, los tenemos grabados!, chido!
En panchàn hay un ambiente muy paradisiaco, muchos jòvenes, buenos conciertos todas las noches, a todos les gusta tomar cervezas en un concierto sintiendo la noche en la selva detràs. El lugar como que engancha, ademàs, habìamos abierto la veda canutera, asì que no fue un viaje estresante. El maya bell es mucho màs tranquilo, es todo el mundo a su bola, en sus hamacas.
En mèxico, todo el mundo cuenta que hay dos tipos de alacranes, los negros que la picadura duele su puta madre y te cagas, pero que no te mueres, y los chiquitos amarillos (gueros, como les dicen acà a los rubios), cuyo efecto secundario es la muerte. El caso es que yo no habìa conseguido ver ninguno, en casi dos meses, y lo venìa hablando con Rito, la segunda noche despuès de dar una vuelta mientras lucìa ya vivìa los sueños extrañìsimos que se viven en la selva. Al llegar, levanto la manta y pues allà estaba uno de los escorpiones gueritos. Intentamos tomarlo y echarlo, pero se encabronò, atacò a la botella y saliò corriendo debajo de mi cama. Nos rayamos un poco, levantando la cama de madera (con camisetas en las manos), buscando por todos lados...va rito y toma la manta de encima de la cama y salta otro ( no sè si serìa el mismo), y tambièn hacia debajo de la cama. buf! Pues estuvimos un rato buscando por todas partes, y revisando todos los huecos de todas las mochilas (por lo visto son muy cucos), la verdad es que no dormì muy tranquilo, pero bueno, es la jungla no urbana!
La noche en el maya bell la pasamos en la hamaca, al aire libre, oyendo la tormenta y a los monos, que parece que vienen por ti. Me doy envidia si me recuerdo durmiendo en la hamaca en la selva hasta que recuerdo como la pasamos con el mosquitero, porque fue entonces cuando me di cuenta de que el mosquitero que me regalò guille era para tienda de campaña, mientras la noche habìa caido y los mosquitos se frotaban las patitas, hicimos un arrgelo ortodoxo, blue tack y a tirar millas...
Al dìa siguiente fuimos a vistar las ruinas de palenque, algo asì como la metròpolis del mundo maya alrededor del siglo VII. No puedo colgar fotos, porque-a (y esta es para yayi), la càmara està rota desde guadalajara, y b-cosas del nomadismo internauta, este ciber no me deja, va lentìsimo, iba a colgar alguna foto buscada en el google, pero que la busque quien quiera, es una pasada. Lo malo es que es sòlo el centro de la ciudad, no se sabe mucho sobre como vivian los comunes, en fin.
Por cierto, despuès de hacer tiempo en la frìa noche-mañana sancristobaleña en la estaciòn, esperando a que abrieran los albuergues (pasando de 40 a 5 grados), curioseè y en una revista de cotilleos vi en la portada, al fin, la cara de chespirito, que por lo visto, es maltratado por su mujer, pero nico, quièn es chespirito, un actor?, cantante?
Bueno, y que se me acaba el tiempo, podrìa estar escribiendo un rato màs, pero en fìn, se acabaron los àmbulos. Ya estamos de vuelta en San Cristobal, de vuelta a mi casa (el nombre del albergue), mañana iremos al centro y a ver si nos vamos el martes a las comunidades, pero eso, es otra entrada.