los viajes de lulu

Un lugar para que nos comuniquemos todos, estemos donde estemos. Mal que bien, lo vamos haciendo LUcìa y LUcas. Y andamos viajando. Asì de simple. Y de complicado.

Thursday, February 22, 2007

sin pensar hacia donde estoy andando




Horas y horas de bus, buscando nuestro sur. Hacemos como que el vèrtigo no existe, e intento preguntarme cosas como, "què me quedarà de todo èsto?", en lugar de "què haràn mis amigos y mis familias?". A veces me harto de buscar y buscar, de pensar en los malabarismos con la plata, llevar macuto gigante perpetuo a la espalda, echar de menos tantas cosas y de pensar que las camas son concesiones que hay que ganarse.

Son ya màs de siete meses, y en estas cosas andaba pensando cuando llegamos Martìn y David, los argentinos locos que me lleman Asdru, y Raquel, la chica de california, y yo, una mañana frìa a Bogotà. Luego comprobamos que todas las mañanas son frìas en Bogotà. Venìamos de pasar otra noche en el bus, y buscàbamos algo para desayunar mientras adivinàbamos billetes hacia otros lugares, o maneras econòmicas de conseguir el certificado vacunaciòn de la fiebre amarilla, con o sin vacuna, condiciòn
necesaria para salir de Colombia. Me he acostumbrado a los desayunos a lo grande de Amèrica, huevos, tortillas o arepas, jugos, carnes, caldos...pero por alguna extraña razòn, eso de croissant mojado en cafè con leche caliente me hizo sentir un poco en casa, extraño, no suelo comer croissants tampoco en casa, pero me recordò a Madrid, a las mañanas de invierno volviendo de alguna salida sin dormir, aunque volvièramos esta vez de un autobùs con pelìculas de soldados americanos que salvan el mundo. Con el estòmago llenito, nos vamos para el barrio de la candelaria, recomendaciòn de Natasha, una belga a la que dejamos preocupada por Panamà buscando manera de vacunarse contra la transluverosis, gracias y perdòn por las bromas. Despuès me llegò la recomendaciòn de Fede, muchas gracias!, tambièn me volvì adicto a los pandeyucas!, te quiero Escobar.
Y llegamos al barrio de la candelaria. Ahì sì me sentì como en casa.
El barrio de la candelaria me recuerda a lavapiès. Son callecitas chiquitas con casas bajas y de colores. Las calles tienen nombres como "el viejo pueblo", "la calle de la vela verde", "el callejòn de las brujas" y estàn llenas de viejos cafès y bares con encanto, llenas de velas y hamacas, y mùsica que no es reggeatòn ni bachatas, ni shakira o manà (y esto es decir, muuuucho!). Los cafès viejos estàn llenos de sombras, me encanta ir a leer y a escribir, ahì paso mi momento fuera del mundo, es como la meditaciòn para mucha gente. Por cierto, por ahì meto dos recomendaciones, Waslala de Gioconda Belli y delirio, de Laura Restreppo, còmo me han gustado! En estos cafès llenos de sombras en los que la mùsica te atrapa, da la sensaciòn de que lo que mueve el mundo y siempre fue asì son las leyendas y los sueños. Por la tarde, se llenan de estudiantes de colores, las paredes tienen mensajes de imaginaciòn al poder y todos creen que van a cambiar el mundo, me encanta mirarles.
En el albergue me encontrè a Jason, un americano de dos metros con el que vivimos allà por Nicaragua (aparece en personajes II). Saludos para Lucìa de èl. Me sentì bien, tenìan dvd y me dì un atracòn de pelìculas, què buena los excèntricos Tenembaum!, no parè de reirme, tambièn Zelig, el hombre que amaba a las mujeres, 8 y medio...La verdad es que de Bogotà, sòlo visitè el barrio de la candelaria y un poquito el centro. Descansè mucho, vaya si lo necesitaba!
David se va en viaje japonès directo a Perù, y Raquel, toda trepa, se va a escalar, los echamos de menos. Cuantas despedidas...
Martìn y yo nos vamos a la estaciòn, y allà, cambiamos tres veces de destino, y decidimos i r a la zona cafetera. Armenia.
Armenia està muy bien, inetersante museo del oro, lleno de historias. Conocimos a dos colombianas (sueño de David, què ganas tiene de colombianas! en honor a la verdad, las colombianas no son feas) Nos invitan a subir al dìa siguiente la montaña peñas blancas.
Al dìa siguiente, tenemos un grupo de amigos colombianos que nos invitan a avena para tomar, a sus casas para quedarnos y cenar y nos hacen sentir como en casa. Tomamos un jeep, unos cuantos de pie en viaje loco y subimos la montaña. La puta! mucho màs duro de lo que creìamos!, se tambaleò nuestra pose de grandes viajeros. Los colombianos nos hacen miles de preguntas y nos cuentan millones
de cosa
s. Les damos las gracias por regalarnos este trozo de colombia. Llegamos bien cansados a la cima, y comemos arroz chino con pollo usando tarjetas de crèdito como cucharas. Acà en la foto se ve un poquito de la cima, este Martìn se pare
ce a Igal, para los que lo conozcan, no?
Y bueno, màs viaje y nos vamos para el sur. Cali, y una vez en Cali, decidimos cambiar otra vez de destino y nos vamos para Popayàn, màs al sur, màs chiquito y creo, màs hermoso. Al parecer, Humboldt ha pasado por todo este pueblito. En el hostel conocemos a Alex, de fuengirola, que trabaja de camarero en Londres cuatro o cinco meses al año y se pasa el resto viajando. Lleva diez años asì. Hablamos sobre viajar, y motivos, y consecuencias, y misterios. Me reconcilio con muchas cosas y tengo màs ganas de seguir viajando.
Se viene con Martìn y conmigo hacia Ecuador. Vamos a ver como es eso de andar de lado.
Como siempre, allà vamos, y el allà se aleja otra vez. Pero bueno, nos sirve para andar, como la utopìa. Por cierto tampoco yo me creì que los estudiantes de Bogotà fueran a cambiar nada, pero me gusta pensarlo. Y que lo piensen.






Sunday, February 18, 2007

Carnaval pacìfico

Pues de pacìfico tenìa poco el carnaval de La Paz... ciudad impresionante donde las haya, sumergida en un enorme hoyo, el centro en llano y el resto cuestas bien empinadas. Rodeada de la majestuosa cordillera andina que segùn dicen, se encuentra nevada todo el año. El pico màs alto, el Ilimani, estuvo cubierto de nubes hasta que estaba a punto de irme... de pronto se disiparon un instante y apareciò imponente en sus 6,000 metros y cubierto de nieve, como sus compañeras.

Como ya contè habìa algo de prisa por el billete de vuelta que ya està no tan lejos y pues hemos ido bajando mucho màs ràpido. Colombia fue, estoy de acuerdo contigo, Luquis, otra de las sorpresas increibles del viajes... tanto Cartagena de Indias como Medellìn tienen harta magia a su manera... pero de eso ya han leìdo y pues retomarè los pasos un poco màs abajo... en el Amazonas! Leti, ¿sabias que hay una ciudad en Colombia que se llama como tù?

El sueño hecho realidad... una de esas cosas que se dice uno en la vida, irè al amazonas... y claro, cuando estàs justo en el medio pues cuesta creèrselo. La primera vez que vi el rìo de rìos casi lloro de la emociòn... y eso que aùn no podìa imaginarme lo que eran las partes màs anchas. Y la selva, caminar por la selva...

Llegamos a la frontera entre Perù, Colombia y Brasil... una de esas divisiones que en el mapa se dibujan en el medio del rìo sin mucho sentido... y yo preocupada por los peces... que tienen que pasarlo mal todo el rato cambiando del español al brasileiro... y la lìnea a ellos no tiene que quedarles clara del todo. Un dìa fui a correr, empezè en Brasil y acabè en Colombia, bien curioso.

Nos quedamos en la parte brasileira por eso de probar la cachaza y bailar un poco de samba... se agradeciò despuès de meses de reggaeton, creànme. Acompañada de unas garotas de sao paolo bien chidas con las que luego me fui de fiesta, claro, nos adentramos en las comunidades, la selva, los pàjaros increibles, los loros con sus colores fuera de este mundo, los àrboles, siempre cambiantes, siempre increibles... salian por todas partes, por el rìo,de los troncos unos de otros... y las lianas colgantes por todas .. y las casas en los àrboles... y los delfines rosas... demasiado, todo era demasiado. Sin creerme el estar por ahi. De hecho aùn no me creo el haber estado.

Tres dìas con tres noches pasamos en un barco de carga con una hamaca como cama, navegando por el rìo de rìos... el espectacular paisaje, siempre cambiante, pasaba, o lo haciamos nosotros por èl y nunca dejaba de hipnotizar. El barco iba parando en cada pequeña comunidad y cargaba o mercancia o pasajeros o ambos. Era siempre un espectàculo llegar... desde pescado en hielo hasta toros, gallinas y cerdos pasando por plàtanos, palmitos, papayas, limones... cuando parecìa que no quedaba màs espacio, llegabamos a otro puerto y se subian otras veinte personas... y las hamacas acabaron colocadas encima de la puerta del baño, unas encima de otras... digno de ver. La selva contemplaba todo esto y nosotros a ella.

Al toro no le hizo ni puta gracia que lo metiesen en una jaula, claro, y lo sacaron a cubierta mientras lo rociaban de vez en cuando con agua... y el cerdo protestò todo el camino...y los pescados se descongelaron y olian regular. Y personajes todos los que subìan con los que compartimos largas plàticas, comidas, aprendizaje sobre el rìo, la selva....

El rio en la parte de Iquitos, Perù, està tan contaminado que ni siquiera se puede pescar en èl. La culpa segùn todos es de los americanos... y tienen razòn, contaminaron con una industria petrolìfera... cierto es tambièn que el barco no tenìa basuras y de los 300 que llegamos a ir en èl (el cupo màximo era de 80 pasajeros...), todos excepto tres, que eramos turistas, tiraron todo tipo de plàsticos al rìo... no era yo nadie para decir nada, aunque me doliese la ostia cada botella. Al menos los niños con los que juguè, que fueron muchos porque el barco estaba lleno de ellos, acabaron entendiendo aquello de que si se tiraban plàsticos, los peces se morìan ahogados... eran niños al fin y al cabo y pensè que era mejor ahorrarles el rollos del cambio climàtico... como consecuencia, me daban todos la basura, ya que sus madres se negaban a recogerla... enorme bolsa acabè bajando...

Y en el barco llegamos a Iquitos, ciudad que prometìa pero que decepcionò un poco... lo cierto es que el calor era tan sofocante por la mezcla de selva y contaminaciòn que sòlo se podìa subsistir pegada al ventilador...

Y llegò el turno de ciudades que repetirè y sobre las que les cuento màs adelante, Lima, desde donde agarro el vuelo, y Cusco, desde donde subo al Macchu Picchu en un par de semanas. Lucas, la segunda te va a encantar, es una de esas ciudades medio laberìnticas, donde cuanto màs andas por ellas, màs placitas y rincones increibles descubres... y las mujeres aimaras con sus aguayos, que son los pañuelos enormes llenos de colores donde llevan casi de todo, son dignas de ver con sus miles de colores y sus pieles increibles... y es que es un moreno medio dorado precioso el que tienen de tez... pero sòlo pasè un par de dìas sabiendo que volvìa y que querìa llegar a Bolivia asì que ya les cuento.

Pues ahora ando por el lago Titicaca, zona boliviana y mi misiòn en La Paz era de un dìa, conseguir dinero ya que por aquì no hay cajeros, desconociendo que era el dìa de los niños y que la tradiciòn es una continua guerra de agua y espuma que invade todo el centro.. donde estàn los ùnicos bancos y cajeros de la ciudad... y guerra era de todos contra todos, payasitos, leoncillos, brujillas, chinas, princesas, todas y todos armados de pistolas de agua, globos, en ocasiones cubos, tubos de espuma... y a muerte... ni dios saliò seco de ahì. Las montañas presenciaban el espectàculo como hacen todos los dìas en esa la capital màs alta del mundo.
Aùn encantandome La Paz, regresè al lago titicaca, cuya belleza me tiene embelesada y a cuyos atardeceres me he vuelto adicta. Dicen los de por acà que es normal, que le ocurre a todo el mundo. Ando por Copacabana, ciudad chiquita a las orillas del lago. El segundo màs alto del mundo... lo de la altitud a ratos pega en la cabeza medio raro pero en general se lleva bien.
Aprendiendo aimara pues la poblaciòn es aquì mucho mayor y està chido poder comunicarse en su lengua en el mercado... los mercados increibles que hay por aquì...

Mañana partimos a la isla del sol para acampar unos cuantos dìas con Patricio, un argentino y Liset, una bella damisela colombiana, màs gente increible que aparece viajando. Si en Nicaragua, y centroamèrica en general abundaban los turistas alemanes, yankies, ingleses, australianos, escandinavos, Bolivia està llena de argentinos, brasileiros y chilenos. Sobre todo en esta la època de sus vacaciones. Asì pues conociendo a un chingo de gente de los paìses con los que me voy a quedar con ganas de visitar pero a los que seguro vuelvo.

Monday, February 12, 2007

Hasta luego centroamèrica. Hola sudamèrica!






Aùn a pesar de que no tengo que dignificarme (ni que me paguen por ello) con el trabajo, no suelo encontrar momentos para escribir el blog, y eso que pasan cosas. Amèrica mediante.
Y ahora que tengo la panza llenita, con arepas y huevos y chocolate y otra vez hay que empacar y màs carretera leo el paìs digital y escribo un poco.
Me quedè en Boquete un rato màs, allà, donde el volcàn Barù este de màs abajo fue otra de nuestras despedidas, nuestros hastaluegos. Por què me quedè en aquel volcàn?, ya se sabe que cuando todo da lo mismo, por què no hacer alpinismo...Estando en aquel pueblito empecè a sentir algo en mi interior. No sabìa si era por fìn la certeza de que estaba aprendiendo y no sòlo acumulando informaciòn. O era el amor, o el vèrtigo, o el balance. Al final eran paràsitos. Unos dìitas de ser un regular de los baños panameños, y eso sin encontrar nada sòlido. Y bueno, Panamà ciudad me esperaba.
Me gustò mucho la ciudad de Panamà. Nunca sabrè què tanto por ciento soy de ciudad o de campo. Se me pareciò la Panamà vieja a la Habana, en su malecòn, la Panamà financiera parecìa Manhattan, y con la luna encima rielando en el mar. Una pasada el canal, y su extraño orgullo, no entiendo estos desenfrenados orgullos patriotas nacionalistas americanos, què nos vacunò en España (serà sòlo la gente con la que me cruzo?)? Y bueno, una familia màs otra vez. Todos cocinando en el albergue loco cada noche, miles de cosas. Yo a mis bichos les dì unas pastillas para que no se comieran las cosas tan ricas que preparaban en el hostel lyons house, cada uno de su paìs o de lo que se imaginaba. Pobres bichos, murieron, repescat in pis.
Y de la familia, cuatro nos vamos a cruzar la frontera. Rachel, de california, otra viajera, con su joga y su comida sana, la conocì cuando la tracaron de manera poco sana en Panamà. Y los argentinos locos, Martìn y David. No paro de reirme con ellos. Decidieron llamarme Asdrubal (¿?) y asì lo hacen. Y compramos el billete barato para cruzar la frontera y allà vamos. La ùltima noche la gatita del hostal se pone a parir y bueno, un rato despuès tambièn nosostros lo harìamos, pero por tiempo. Juan, el dueño del hostal nos dice que en bus se tardan 15 minutos al aeropuerto, nos fiamos porque no nos apetece dejar el albergue tan temprano, ni pagar un taxi.
Al final, esos 15 minutos se convierten sin magia en dos horas (error de estimaciòn de lo que tarda un bus, la variaciòn despreciable). Nos convencemos de que aùn llegamos (y què es la realidad?), aunque lleguemos màs de una hora tarde. Carrera con los macutos y llegamos para encontrar que el vuelo habìa sido retrasado, casi sin suerte. Y encima nos invitan a comer y a beber a todos los pasajeros para compensar el retraso que nos salvò. Faltarìa menos, ya llevàbamos 1 minuto esperando, què menos!
Y llegamos a Colombia, o màs bien como verìamos luego, Coglombia (què barbaridad, se operan todas?, acà sì les crecen antes que los dientes) Cartagena de indias, què bella esta ciudad amurallada! seguimos los consejos de Natasha la belga que nos llevan a la calle de las putas en plena noche. Encontramos un hotel, en el sillòn hay un tipo con pistola viendo la tele. Nos encantò Cartagena. Y pues a Medellìn. Doce horas de congelarnos en el bus.
Una vez allà decidimos (otra vez gracias a Natasha por sus consejos) visitar Santa Elena, un pueblito precioso. Acampamos en el bosque, con nuestra hoguerita. Despuès de comernos nuestras arepas y tomar el vino, a la hora de las historias frente al fuego, bueno, va y llueve. Terminamos acampando en el salòn de la casa del dueño de las tierras. Otra noche de frìo, me gusta estar en el bosque, y añorar cosas de por allà.
Y Medellìn, otra de las grandes sorpresas. Con el parque de los pies descalzos, con la banda sonora de los niños gritando felices bajo las cascadas. Visitando el centro, comiendo en el mercado. Montando en metro sin rumbo, tomando helado en el parque de los deseos. Y descubrimos el cafè Màlaga, un cafè enorme temàtico del tango, con màquinas de discos de los años treinta y todas las paredes cubiertas de fotos en blanco y negro. Gardel por todos los lados. Aman a los argentinos, nos invitan a mate y no nos dejan pagar todo lo que tomamos. Què lugar màgico. Confeasrè, por no oculatar el reverso de la trama, que en algùn momento estàbamos en miedellìn, cuando a las 8 de la noche, y en pleno centro enontramos un tìpo gritando en un charco de sangre y con una puñalada bien honda, y la gente miraba, pero tampoco parecìa tan sorprendida. Espero que estè bien y que sirviera de algo el rato de silencio que nos dio.
Gana lo bueno, otra vez duermo con pulgas y nos preparamos para seguir bajando. Visitamos la ciudad capital. Fede dame algùn consejo màgico!
Abrabesos indiscriminados, ya me llega el rumor de fiestas y me dan ganas....Os quiero

Saturday, February 03, 2007

panameando dos

Queridos blogueros, aunque lo prometido sea deuda, os voy a deber las fotos de Lucas con gafas y tubo y la isla del tiburon... tendreis que verlas con tantas otras que ya os enseñaremos por España. Queria ya mandaros lo ùltimo de Panamà ya que andamos por tierras màs al sur... ya os iremos contando. Lucas aùn por Colombia y yo ya por Perù... flipada de tanto y tan cambiante paisaje... yo ya viajando algo màs deprisa por la falta de tiempo.

Centràndonos en el volcàn, el punto màs alto de Panamà, la primera foto es desde la cima viendo el amanecer... las figuras oscuras, Lucas y yo observando el increible mar de nubes que se divisaba, el que teneis en otra foto màs abajo. En los dìas màs claros desde la cima se pueden ver ambos mares, por un lado el Caribe, por otro el Pacìfico. Nosotros sòlo alcanzamos a ver el segundo debido a este otro mar nuboso que se formò... no nos quejamos, el espectàculo fue increible.

Subimos durante todo el dìa, ahì tienen la foto caìda, que no quiere acabar de subirse... bastante simbòlico ya que entonces estabamos derrotados, caìdos, exaustos... 13 kilòmetros 3,456 mts de altura cuesta arriba, obvio, tienen lo suyo... y acampamos cerquita de la cima a la que subimos al amanecer.


La foto medio oscura es de fogata al lado de la tienda pues las alturas es lo que tienen, cierta frescura... que bueno el frio de la cumbre... y el de la mañana... a Lucas le pareciò regular... por eso de que el frìo y èl amigos ìntimos precisamente no son... ya saben. Les dejo con las fotos y el anticipo de lo escrito al principio... que seguimos bajando y adentràndonos en el sur de este increible trozo del planeta... historias varias para contar y la càmara repleta de fotos por mandarles. Que estèn bien. Mil abrazos para todas y todos.